Nombre científico: Sus scrofa.
Nombres comunes de los machos: Jabalíes, cochinos, guarros, macarenos
(grandes machos viejos solitarios).
Nombre común de las hembras: Jabalinas
Nombres comunes de las crías: En general se les llama jabatos. Durante
los primeros cinco meses, mientras muestran una librea rayada, se les
denomina «rayones». Entre los seis y los doce meses, que ostentan un color
rojizo, se les llama «bermejos» o también «primales».
Longitud: Hasta 1,30 metros.
Altura: Hasta 75 centímetros en la cruz.
Peso: Según las regiones, de 100 a 300 kg.
Colorido: De negro a gris ceniciento en los adultos. Crías: hasta los
4-5 meses presentan rayas; después, hasta su madurez, lucen un pelaje de
color rojizo.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
El peso y el tamaño
El peso y tamaño de los jabalíes suele ser muy variable y depende mucho de la
disponibilidad de alimento. En el caso del jabalí se observa con bastante
exactitud la llamada «Regla de Bergman», que afirma que los especimenes de
una misma especie son mayores cuanto más al norte se encuentren. En ese
aspecto, los jabalíes del norte de España suelen ser mayores que los del sur,
y, por ejemplo, los de Marruecos menores que los de Alemania y otras zonas
del centro y norte de Europa. Los jabalíes más grandes de Sierra Morena
raramente alcanzan los 100 kilos, mientras que en Galicia se cazan con
frecuencia ejemplares con un peso superior. El récord español no es oficial,
pero se han cazado jabalíes de cerca de 170 kilos en Galicia y otras zonas
del norte ibérico. El récord francés de jabalí es de 198 kilos. Un macho de
cuatro años en condiciones favorables de alimento en Irak o en los Cárpatos
polacos puede rebasar los 300 kilos de peso. En Alemania un ejemplar de esa
edad y mismas circunstancias puede superar los 200 kilos, mientras que en
España es difícil que rebase los 100 kilos.
Un pelaje para cada edad y para cada estación
El pelaje de los jabalíes adultos varía del negro al gris ceniciento. Las
crías presentan en sus primeros meses un pelaje rayado para confundirse mejor
con el terreno ante la presencia de algún predador. A los 4 o 5 meses las
rayas desaparecen para mostrar un pelaje rojizo castaño.
El pelo de los jabalíes muda dos veces al año. A partir de mayo adoptan el
pelo de verano, más corto y claro que el de invierno. A partir de octubre, el
jabalí adquiere su pelaje invernal, más largo y con una borra lanosa que le aísla
perfectamente de la humedad y el frío. Los pelos de la crin son eréctiles y
el jabalí los eriza en caso de cólera, dolor y durante la carrera.
AROCHO Y ALBAR
A principios de este siglo, el célebre científico español Ángel Cabrera
estableció dos subespecies de jabalíes diferentes en España, que podrían
identificarse con los que popularmente los cazadores conocen como jabalíes
«albares» y jabalíes «arochos». El Sus scrofa castilianus sería el albar,
propio del norte de la Península hasta Sierra Morena, más grande y con borra
o peluche bajo las cerdas. El Sus scrofa boeticus sería el llamado arocho, de
menor tamaño, propio de Sierra Morena y el Algarve portugués, y sin borra
bajo las cerdas.
¿CUÁNTOS AÑOS VIVE UN JABALÍ?
La longevidad máxima de un jabalí es de unos quince años en cautividad o en
condiciones ideales de vida. Sin embargo, son poquísimos los jabalíes que
superan los cuatro o cinco años. En Francia, donde se ha estudiado con cierta
precisión el período de vida media del jabalí, su longevidad se sitúa en dos
años. El hecho de que los jabalíes vivan tan poco tiempo, teniendo capacidad
para vivir mucho más, se debe a la elevada presión de caza que sufren.
Cómo calcular la edad
No existe una relación clara entre la edad del jabalí y su tamaño o su peso.
Un jabalí grande no ha de ser forzosamente un jabalí viejo. Cuando se trata
de jabalíes rayones o bermejos, su edad se adivina a simple vista por el
pelaje, mientras que en el caso de jabalíes adultos abatidos no existe un
método sencillo y eficaz para establecer la edad con precisión. Se puede
calcular con bastante exactitud mediante la dentadura de la mandíbula
inferior, ya que hasta los tres años los dientes de los jabalíes crecen
gradualmente. En el caso de los machos adultos existe una fórmula para
calcular la edad midiendo en dos lugares la anchura de las navajas.
Hasta los tres años
Entre los 7 y los 21 meses, los incisivos, caninos y los premolares 2, 3 y 4
definitivos suceden a los dientes de leche caducos. Entre los 6 y 8 meses, el
jabalí tiene un total de 36 dientes, el cuarto premolar de leche es
trilobulado y la primera muela ha salido. Hacia los 12 meses, el animal tiene
40 dientes, la segunda muela ya ha salido y los premolares de leche están muy
desgastados. Entre los 14 y los 18 meses se produce el reemplazamiento de los
premolares 2, 3 y 4. El cuarto premolar es bilobulado. Entre los 24 y los 30
meses aparece el tercer premolar sobre el maxilar que se alarga. Su
crecimiento durará hasta los tres años. A esta edad es cuando el jabalí
presenta por vez primera la dentadura completa con 44 dientes. En cada
maxilar hay, pues, 3 incisivos, un canino, 4 premolares y 3 molares.
Los jabalíes adultos
En el caso de los grandes machos adultos se puede calcular la edad midiendo
la anchura de las navajas en dos lugares: en la base y al comienzo de la zona
de desgaste. Si dividimos la zona más ancha entre la más estrecha el cociente
será próximo a 1,8 en los animales de un año (es decir, tiene casi el doble
de ancho en la base que en la zona de desgaste). En los animales más viejos,
de 8 años, el cociente estará próximo a I, es decir, presentará casi la misma
anchura en la base que en la zona de desgaste.
LA AGRESIVIDAD DEL JABALÍ
Se habla mucho del jabalí como un animal agresivo e incluso muy peligroso.
En Sudamérica, donde ha sido introducido, se le califica con adjetivos de
«sanguinario», «cruel», «asesino», por su afición a matar ovejas y
devorarlas, costumbre que no poseen sus parientes europeos. En realidad, la
primera reacción de un jabalí ante un peligro es huir, pero, si está herido o
aculado, puede volverse belicoso y hacer frente a los perros e incluso al
hombre. El macho intentará rajar con sus navajas embistiendo con la cabeza de
abajo arriba, mientras que la hembra morderá con los dientes.
HÁBITAT
La vida del jabalí transcurre fundamentalmente en el bosque. Gustan tanto de
grandes masas de árboles de hoja caduca como de bosques de confieras o
mixtos, siempre que posean una mínima tranquilidad y que el sotobosque sea
espeso, con matorrales, arbustos espinosos, etc. Los bosques de hayas,
encinas y robles suelen ser los lugares más habituales.
especie muy adaptable
Una de las principales características del jabalí es su gran capacidad de
adaptación a otro tipo de medios, como las marismas, el matorral mediterráneo
o los cultivos de maíz, siempre que la abundancia de cobertura vegetal le
garantice tranquilidad. Los cultivos de maíz resultan extraordinariamente
atractivos para el jabalí, e incluso muchas poblaciones se han desplazado de
enclaves montañosos a zonas agrícolas atraídos por
este cereal. Otro medio predilecto del jabalí son los cañaverales que bordean
las zonas húmedas. En muchas lagunas manchegas y andaluzas los jabalíes viven
en estos cañaverales, y esporádicamente en las islas, donde se refugian, ya
que son excelentes nadadores.
DISTINGUIR LOS SEXOS EN EL CAMPO
Es difícil distinguir el sexo de un jabalí en el campo, entre otras cosas
porque en muchas ocasiones la observación se produce cuando el animal huye a
toda carrera dentro del bosque. Sin embargo, existen ciertas pautas que
permiten determinar con más o menos precisión el sexo del animal.
• En ocasiones se observa el pincel de pelo que corresponde al pene del
animal. Con pelo de verano es más fácil verlo.
• El hecho de que tenga colmillos y amoladeras grandes suele ser
característica casi inequívoca de que se trata de un macho, pero no hay que
olvidar que algunas hembras viejas poseen unas defensas más desarrolladas que
los machos más jóvenes.
• Si al correr muestra un tórax muy desarrollado, con la crin exageradamente
erizada, probablemente se trate de un macho.
• Un jabalí seguido de otros menores, rayones o bermejos, suele ser casi con
seguridad una jabalina.
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ALIMENTACIÓN
El jabalí no es herbívoro estricto, como la totalidad de las piezas de caza
mayor españolas, salvo el lobo. El jabalí es un animal omnívoro que consume
hierbas, plantas cultivadas, frutos salvajes, raíces, tubérculos, setas,
insectos, gusanos, caracoles, reptiles, pequeños roedores, carroñas, etc.
Los frutos de los bosques durante el otoño, fundamentalmente bellotas y
hayucos, desempeñan un papel trascendental en la vida del jabalí. Después de
una buena cosecha, las bellotas serán consumidas por los jabalíes hasta el
verano siguiente, constituyendo más del 50% del régimen alimentario de la
especie. Durante el verano y comienzos del otoño, dependiendo de las zonas,
es frecuente que el jabalí se dedique a buscar más en las huertas y campos
agrícolas los frutos de la cosecha.
Beneficioso, a pesar de todo
A pesar de los cuantiosos daños que provoca en ocasiones a la agricultura,
los expertos consideran al jabalí como un animal beneficioso para el bosque
ya que al revolver el terreno airean el suelo y contribuyen a hacer germinar
las semillas. Al consumir insectos perjudiciales para la madera, así como
roedores contribuye a mantener el equilibrio forestal. En España es frecuente
encontrar jabalíes que comen con frecuencia carroña, e incluso se dice que
algunos se han especializado en la captura de conejos, excavando los vivares,
aunque no hay constancia fidedigna de ello.
MOVIMIENTOS DEL JABALÍ
Desde siempre ha sido un gran misterio el saber cuánto andaban los jabalíes.
En muchos lugares de Europa, incluido España, se les ha atribuido fantásticas
cualidades como andarines. En algunas regiones de Francia y Alemania siempre
se decía, los años buenos de jabalíes, que los ejemplares provenían de
Polonia o del este de Alemania.
En muchas zonas del centro y sur de Burgos se decía que los jabalíes bajaban
del Cantábrico, concretamente de la reserva del Saja y alrededores. Hoy día,
con la utilización de radioemisores, se han llevado a cabo completos estudios
sobre los desplazamientos que lleva a cabo un jabalí, y se puede conocer con
bastante exactitud sus costumbres en este sentido.
VIDA SOCIAL
El jabalí es una especie gregaria. La estructura social es matriarcal y se
basa en una hembra adulta que conduce a su grupo o piara. Estos grupos pueden
incluir además de a rayones, a jóvenes procedentes de partos anteriores. La
célula familiar solamente se rompe cuando la madre se retira para dar a luz.
El vínculo materno es por tanto fundamental, y ello significa que matar a la
hembra más grande de un grupo puede conducir al exterminio del mismo, ya que
perderán toda su experiencia y su capacidad de supervivencia. Los machos
adultos suelen ser solitarios o ir acompañados de otro macho más joven que se
denomina escudero. Tan sólo se aproximan a las piaras en la época del celo.
Generalmente sedentario
Al contrario de lo que se piensa, el jabalí es muy sedentario, y sus
desplazamientos son mucho menores de lo que la gente cree. En vez de Polonia
o de la Reserva del Saja, la mayor parte de las veces los jabalíes han
llegado del monte vecino. Estudios llevados a cabo con animales marcados en
Francia han demostrado que un 90% de los ejemplares fueron abatidos o
encontrados en un radio inferior a los 10 Km. del punto donde fueron
marcados, en épocas que variaron entre unos pocos meses y dos años desde el
momento en que fueron marcados. Un 77% fueron abatidos o encontrados en un
radio inferior a 5 Km. del lugar de su mareaje.
Su espacio vital
Las conclusiones obtenidas a través de estos estudios muestran que el dominio
vital de una hembra de dos años oscila entre las 1.000 y las 6.000 ha,
mientras que un macho de la misma edad viviría en un área de entre 12.000
y 15.000 ha. Estos resultados suponen un duro golpe a las clásicas
leyendas del erratismo de los jabalíes, pero tampoco quieren decir que todos
los jabalíes sean absolutamente sedentarios.
Existen casos, como el de una hembra joven marcada que se desplazó 50 Km.
en línea recta en poco más de tres semanas. Este animal cubría etapas de poco
menos de 7 Km. diarios. Una piara, igualmente, fue hallada a 72 Km.
del punto de origen. Existen casos extremos, como el de un macho de dos
años que fue abatido a ¡250 Km.! del punto donde fue marcado, menos de un mes después de su
mareaje.
La mayor parte de los animales que efectúan largos desplazamientos son
machos. Ello tiene su explicación, y se debe a que en la época del celo los
machos jóvenes son expulsados de las piaras, efectuando desplazamientos de
cierta importancia.
MORTALIDAD ALTA
La fecundidad de los jabalíes es, pues, muy elevada, sin embargo la tasa
de mortalidad de los jóvenes lo es también, asimismo. En Francia se calcula
que las bajas debidas al clima o a la predación se sitúan entre el 30 y el
50%, en las tres primeras semanas de vida. Un estudio llevado a cabo en el
coto Donaría, donde está prohibida la caza, demostró que el año concreto en
el que se realizó el estudio murieron un 90% de las crías de jabalí. Para
llegar a esta conclusión se marcaron y siguieron 100 crías diferentes,
comprobándose la muerte de 90 de ellas en las primeras semanas de vida, por
causas naturales.
REPRODUCCIÓN
La reproducción del jabalí suele ser bastante irregular, por factores que
todavía no se conocen a fondo, aunque posiblemente se hallen estrechamente
relacionados con la alimentación y el clima.
Por regla general, las hembras adultas entran en celo antes que las
primerizas, y casi todas se hallan receptivas ya en diciembre, pero esto
varía e incluso pueden sucederse dos momentos de celo al cabo del año en la
misma hembra.
La madurez sexual en el macho se produce entre los 8 y los 12 meses,
mientras que en la hembra es entre los 8 y los 20 meses. La hembra no
puede quedar preñada si no tiene un peso mínimo de unos 35 o 40 kg.
Las hembras se hallan inactivas sexualmente en verano (de julio a noviembre),
sin embargo el celo puede tener lugar en cualquiera de los otros meses,
aunque el período más frecuente es entre noviembre y enero.
Machos y hembras
Los machos son polígamos y se unen a las piaras en la época de celo,
volviéndose agresivos con sus oponentes. Los combates son frecuentes y a
veces sangrientos, aunque la «coraza» dérmica que reviste a los machos
es muy dura y protege eficazmente de las embestidas de sus congéneres. La
gestación de la hembra dura alrededor de 4 meses. En los años de buena
cosecha de bellotas, algunas hembras pueden parir dos veces, generalmente en
invierno y fin de verano.
Parto y crías
No muchos cazadores conocen el curioso comportamiento de la jabalina cuando
va a dar a luz. Por entonces se separa de la piara, elige un lugar concreto
de una zona tranquila y construye un verdadero nido de ramas y hierba. Para
establecer el nido también puede aprovechar elementos naturales, como
taludes, árboles caídos, etc. La primera semana la madre permanece en el nido
con sus pequeños, que a los 5 o 6 días ya corretean por los bordes del
nido. Es frecuente ver entonces a la hembra campear de día, acompañada de sus
rayones.
El número de crías por parto es directamente proporcional a la edad y el peso
de la madre, y oscila entre 2 y 6, siendo el promedio por hembra
adulta de 4 a 5 crías.
JABALIES ASESINOS
Es frecuente que en Sudamérica, donde fueron introducidos jabalíes
europeos y prosperaron con éxito, se considere a los cochinos como animales
asesinos, sanguinarios, crueles... y una retahíla de adjetivos que el cazador
español no podría entender. Sucede que, por aquellas latitudes, una parte
importante de su dieta la constituyen los corderos que pastan tranquilamente
por las vastas praderas argentinas y uruguayas. El jabalí persigue y da
muerte a los corderos, comportamiento absolutamente inusual en Europa. Quizás
en su día se acostumbraron a comer carroña de ovejas, las cuales están extendidas
por gran parte del país y campan libremente sin ningún tipo de protección.
Ante un recurso tan fácil, y espoleados por haberlas probado en forma de
carroña, los jabalíes sudamericanos no cabe duda de que se han adaptado a un
nuevo recurso alimenticio, convirtiéndose en predadores.
ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS
Un olfato infalible
La enorme trufa, siempre en constante movimiento, unida a su larga jeta hacen
que posea uno de los sistemas de olfato más elaborados y potentes del reino
animal. Si impresionante es que el jabalí pueda detectar un enemigo a varios
cientos de metros, más sorprendente aún es que sea capaz de detectar el paso
de un hombre varias horas después de que se haya producido, cuestiones que
pueden certificar muchos monteros con experiencia.
Pero el olfato no solamente es utilizado como estrategia defensiva, ya que
también interviene en la alimentación de este animal. Su potencia olfativa es
tal que no sólo encuentra toda clase de alimentos en el suelo sino que es
también capaz de localizar con precisión exquisitas trufas, tubérculos,
hongos y roedores a varios centímetros bajo tierra.
El olfato también juega un importante papel en la organización social, ya que
individualiza a cada integrante de las piaras, haciendo reconocible cada animal
por su peculiar secreción olorosa.
Un oído privilegiado
Se trata del otro sentido bien desarrollado en este animal. El oído del
jabalí es particularmente fino. El cazador de rececho conoce perfectamente
esta cualidad, y procura marchar sin tronchar ramas ni mover piedras para
tener alguna posibilidad de éxito. Los pequeños golpes de los prismáticos con
el cañón del rifle han sido causa de innumerables lances que han finalizado
en fracaso. La capacidad de escuchar a larga distancia está muy desarrollada
y, debido a ello, con frecuencia en las batidas disparan más los monteros que
con mayores precauciones y sigilo llegan al puesto.
Para escuchar, el jabalí endereza las orejas, que son poco móviles, y las
dirige hacia delante, en la dirección del ruido, adoptando una postura muy
característica que, cuando la adoptan en presencia de un cazador, suele ser
el anticipo de una rápida huida. Es también frecuente que, ante algún sonido
que les inquieta, den un rodeo a la zona de la que procede el ruido, para colocarse
con el viento de cara y confirmar con su olfato si sus sospechas auditivas
son o no fundadas. Sin embargo, los jabalíes aislados, generalmente machos,
que se desplazan en busca de comida, frecuentemente van haciendo bastante
ruido y en esa situación es fácil que el cazador pase inadvertido, en esos
momentos en los que apenas presta atención a lo que le rodea, salvo que tenga
el aire a favor o vea a su perseguidor.
EL FUTURO DEL JABALÍ
Tras la explosión demográfica experimentada por este animal en los últimos 25
años, no cabe más que hacer previsiones optimistas para un futuro próximo. De
todos modos la presión cinegética sobre este animal también se ha
multiplicado de manera paralela al crecimiento de sus poblaciones, por lo
que, si queremos seguir disfrutando de este magnífico animal de caza,
deberemos ajustar nuestros planes de capturas a las existencias estimadas en
nuestros cotos de caza en cada momento. En este sentido, en Francia
acostumbran a no disparar sobre las hembras mayores de 50 Kg. cuando la
población escasea, pues se ha comprobado que debido a su alto potencial
reproductor son la mejor garantía de una buena cría
a corto plazo. Cuando los daños agrícolas aumentan peligrosamente se dispara
de nuevo sobre cualquier animal, independientemente de su sexo y edad. De
todos modos no hablamos más que de un futuro inmediato, pues saber lo que
ocurrirá en nuestros bosques dentro de otros 25 años es hacer cabalas sobre
lo desconocido, con muchas posibilidades de errar.
Vista mediocre
Es el sentido menos desarrollado de todos. Tanto los cazadores como los
fotógrafos de la naturaleza o los paseantes, han podido constatar alguna vez
este hecho. Con frecuencia, los jabalíes son sorprendidos y ellos,
intrigados, miran en la dirección en la que escucharon ruidos pero son
incapaces de ver al sujeto que los produce, siempre que éste tenga la
precaución de no moverse, aun estando a muy pocos metros. Hay quien opina que
la mala vista se debe al pequeño tamaño del ojo en proporción con su cuerpo,
aunque es poco probable que así sea. Parece que puede obedecer a una
adaptación debida a la vida forestal y a sus costumbres crepusculares,
condiciones en las que no se necesita una vista especialmente buena. De todos
modos, si de día ven peor que el hombre, de noche son capaces de correr al
galope por el interior de un bosque sin tropezar con ningún obstáculo, y el
hombre apenas sí podría desplazarse en estas circunstancias.
El gusto y el tacto
El gusto es un sentido muy ligado al del olfato. Existen opiniones contradictorias
en cuanto al gusto en estos animales; para algunos es un animal basto y
hambrón que come enormes cantidades de no importa qué; sin embargo para
otros, entre los que me incluyo, es un fino gourmet. Un animal que es capaz
de diferenciar aquellas bellotas más dulces entre todas las del bosque, o las
patatas de cierta variedad, no es un comedor cualquiera, aunque,
evidentemente, cuando llega la época de las vacas flacas es capaz de comer
cualquier cosa.
En cuanto al tacto, que es un sentido en general poco desarrollado en los
ungulados silvestres y del que poco o nada se habla en la bibliografía, en el
caso del jabalí sí se puede hablar de un verdadero sentido del tacto. Estas
zonas sensibles están localizadas principalmente en las patas anteriores, la
trufa y el labio superior, verdaderos órganos táctiles, que explican el gran
éxito de las cercas eléctricas en la preservación de los cultivos.
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PARÁSITOS
• Entre los parásitos internos, la triquina, las tenias y los áscaris son los
más frecuentes. La triquina es quizá la enfermedad más peligrosa para el
hombre y, aunque parece aumentar paulatinamente, aún se mantiene en límites
poco alarmantes.
• Las garrapatas son un verdadero problema para los jabalíes, sobre todo en
los meses estivales, en los que resultan acribillados por ellas; son uno de
los principales estímulos para visitar las charcas y bañas de cieno, que les
ayudan a desprenderlas de su piel, tras rascarse los flancos en los troncos
de los árboles cercanos y desprender así el barro adherido.
NECESARIA TRANQUILIDAD
Se trata quizá del aspecto menos tratado en la literatura técnica sobre la
especie y posiblemente el más importante a la hora de que haya o no jabalíes
en una zona. Si la comida condiciona la abundancia de estos animales en un área,
tan sólo la falta de tranquilidad puede hacer que los animales la abandonen.
Tanto es así que los jabalíes que desarrollan su vida en zonas humanizadas
y/o agrícolas tienen unos hábitos que en poco se parecen a los de sus primos
de sierra.
Jabalíes de sierra
El jabalí serrano es un animal de costumbres muy marcadas, a las que es muy
fiel. Con frecuencia lo veremos con luz diurna campeando tranquilo en busca
de alimento, encamándose casi siempre en el mismo lugar, que apenas variará a
lo largo del año salvo que realice pequeños movimientos estacionales en busca
de mejores temperaturas o alimentos. El cazador se encontrará, por contra,
con el hándicap de un terreno duro de cazar, pero sin duda se enfrenta a un
enemigo más sencillo de vencer que el jabalí de áreas humanizadas.
El jabalí «agrícola»
El jabalí acostumbrado a los cultivos de maíz y girasol, a las grandes
llanuras cerealistas en las que apenas hay monte para guarecerse, es un
jabalí radicalmente distinto en cuanto a sus hábitos. Es un animal que con
frecuencia es levantado por el hombre de sus encames, que sortea vehículos,
que es sorprendido por los agricultores con frecuencia, etc., lo que le ha
llevado a adoptar medidas de autoprotección, complementarias a las de sus
hermanos de sierra, para poder habitar estos medios hostiles.
Son animales exclusivamente nocturnos, que apenas se aventuran a salir a los
cultivos cuando hay luna llena, que llevan en su piel muchos plomos enviados
por los cazadores de perdices, y que no repiten el mismo itinerario dos
noches seguidas, por si las moscas. Su seguridad depende de no ser vistos y
de la variación de los itinerarios y de los lugares de alimentación y reposo.
La ruptura de la tranquilidad en el jabalí serrano constituye un serio motivo
para cambiar de aires una temporada, ya que no está acostumbrado a ello. El
jabalí agrícola, por el contrario, está acostumbrado a ser molestado, y por
ello un día encama en una tierra de maíz y al siguiente en unas leñas de la
orilla del río más próximo, pero sin que ello le lleve a cambiar de aires,
todo ello con el fin de no dar pistas al cazador sobre sus preferencias, para
mayor seguridad.
ESTADO SANITARIO
El jabalí se ha ganado una merecida fama de animal robusto. Aunque el número
y tipo de enfermedades que sufre o puede sufrir nuestro protagonista es el
mismo o muy similar que en el caso del cerdo doméstico, en el caso del jabalí
estas enfermedades tienen efectos mucho menores, posiblemente debido a dos
causas principales: por un lado, la menor densidad en la que viven y se
desarrollan, y por otro la mayor rusticidad de las razas y especies
silvestres.
De todas las enfermedades descritas en el jabalí, vamos a repasar algunas de
las más importantes bien por su frecuencia, trascendencia, o por su
peligrosidad para el hombre.
• La enfermedad de Aujeszky es un mal de origen vírico, propio de muchos
animales domésticos, que les produce la muerte en poco tiempo. Sin embargo
los jabalíes no parecen sufrir la enfermedad, y aunque se les ha inoculado
experimentalmente el virus en alguna ocasión, no han tenido sin tomatología
aparente, por lo que parece ser que actúan como reservorios de la enfermedad
en la naturaleza.
• La peste porcina clásica, enfermedad también de erigen vírico y muy
contagiosa, parece ser la causa de mortandades periódicas entre las
poblaciones de jabalíes silvestres, aunque pocas veces comprobadas y bien
documentadas. La peste porcina africana, en el pasado, pudo afectar a la
especie en Iberia.
• La rabia y la brucelosis parecen ser escasas en el caso del jabalí, aunque
la segunda se ha comprobado a menudo en Francia, en animales posiblemente
contagiados a través de liebres.
INDICIOS DE SU PRESENCIA
• Las huellas
Son de forma aproximadamente trapezodial y, aunque en ocasiones pueden ser
confundidas con las de ciervo, las de jabalí son menos redondeadas y además
en éstas las guardas son casi siempre visibles y en las de ciervo no.
• Rastros de su actividad alimenticia
En los cultivos de cereales tumba las cañas para comer las espigas, que una
vez masticadas escupe al suelo en forma de bolas de salvado. En las
plantaciones de maíz y girasol chascan las cañas de una en una para comer las
cabezas cómodamente en el suelo. En los prados hozan con la jeta removiendo
una capa de terreno de hasta 60 cm. de espesor. Los excrementos tienen una
forma característica, pues están formados por muchos elementos asociados
entre sí, teniendo el conjunto un diámetro de entre 4 y 6 cm. en los animales
adultos, en función de su edad y corpulencia.
• La baña
Se trata de una cavidad en la que se almacena agua de lluvia o que se inunda
al estar ubicada en los márgenes de una masa de agua, que el jabalí aprovecha
como toilette. La visita a la baña suele ser diaria y en ella se acicala, se
baña en lodo o agua, y se rasca después vigorosamente en la corteza de algún
árbol próximo. El baño diario es una actividad muy íntima para nuestro
protagonista. Los machos, frecuentemente, marcan la huella de sus navajas en
los troncos en los que realizan los frotamientos de los flancos. La altura a
la que quedan las marcas nos puede dar una idea bastante precisa del tamaño
del animal en cuestión.
• Camas y coladas
Las primeras son los lugares que eligen y acondicionan para pasar las horas
diurnas dormitando. Son muy diferentes en función del tipo de terreno en que
se encuentren, pero en cualquier caso suelen consistir en una somera
excavación de las dimensiones ajustadas a la envergadura del propietario,
generalmente tapizada de vegetación seca. Las coladas son aquellos senderos
que suelen utilizar estos animales que, a fuerza de pasar una y otra vez,
hacen que la vegetación que había en ellas desaparezca. En las coladas suelen
quedar bien marcadas las huellas de los animales que transitan por ellas. Se
cree que las coladas apenas se modifican con el tiempo, conociéndose algunas
de ellas que no han variado de itinerario en casi un siglo.
Su caza:
1-La Batida.
Esta caza, se desarrolla siguiendo un sistema básico en el cual participan
batidores, perros y cazadores en puesto.
Los ojeadores comienzan batiendo el terreno con los perros empujando a la
caza en dirección a los puestos. Los perros utilizados son normalmente de
talla pequeña como los terriers o los teckels, ya que tienen mayor capacidad
de penetrar en las zonas más escondidas del monte.
El animal desconcertado al entrar en la distancia de tiro de los cazadores, y
ante la lluvia de disparos, no tendrá otra salida que volver sobre sus
propios pasos tratando de esquivar a perros y batidores. Si éstos se han
ocupado de cubrir bien el terreno, la pieza al no poder rebasarlos tratará de
nuevo de burlar los disparos de los cazadores, empresa ya demasiado difícil
para un animal tan asustado e indefenso. Aunque hay que recordar que este
tipo de caza, para ser exitosa, necesita de un gran conocimiento del terreno
y de una orografía especial.
Es aconsejable limitar estas cacerías en tiempo y en espacio, ya que terminan
por alterar en demasía la masa forestal, afectando gravemente el natural
equilibrio de la caza mayor.
2-La Montería.
Esta es la forma de caza mayor más utilizada en España. Se aplica,
principalmente, para la caza de venado, ciervo, corzo, lobo y jabalí, y su
rápido crecimiento ha contribuido a que los precios para la participación en
las mismas, aumenten en algunos casos hasta cifras desorbitadas.
La práctica de este tipo de caza se hace obligatoria para todo aquel que
quiera llevarse a casa algún trofeo de ciervo o venado, ya que, éstos se
encuentran general y únicamente en la espesura del denominado monte bajo.
Estos parajes, tan características en nuestro país, son zonas de densa
vegetación concretadas sobre extensiones de terreno demasiado bastas como
para desarrollar en ellas cualquier otro tipo de caza que no sea este.
Actualmente, las organizaciones de monterías se ocupan de asignar a cada
cazador un puesto, rodeando una determinada extensión de terreno del coto que
haya sido contratado para la práctica. Cada montero "compra" un
puesto, siendo su emplazamiento definido tras un sorteo entre los distintos
puestos.
Se forman líneas de puestos, llamadas armadas, definidas según niveles entre
la parte alta de la sierra y el valle. Se sitúan también algunos puestos
cercanos a los cortafuegos, zonas comunes de huida de los animales.
El número de puestos dependerá, lógicamente, de las hectáreas de las que esté
conformada la extensión de bosque o, como se la llama frecuentemente, la
"mancha". Estaremos hablando generalmente de extensiones de 50 a
200 hectáreas, a montear por unos 15 a 50 cazadores.
Esta caza entraña una gran dificultad, ya que es realmente complejo definir
cuál será la mejor manera de disponer del cerco, y además es un tipo caza que
presenta otras dificultades como la excesiva dependencia hacia los factores
climatológicos, y al trabajo de levantar las piezas que ejercen las rehalas.
Los perreros utilizan generalmente podencos, perros fuertes, resistentes y de
fino olfato. Los canes son dirigidos en diferentes grupos, y tras encontrar
los rastros y levantar las reses, la persiguen y acosan en su salida,
empujadas fuera de la mancha donde esperan pacientemente los rifles.
En general, hoy en día, no es difícil abatir un número grande de reses en una
montería, ya que los cotos están bien poblados. Existen los casos de algunas
fincas cuya presión venatoria sobrepasa los niveles aconsejables, y que,
debido a ello, organizan más de dos monterías por mancha y año, que es el
número legalmente permitido en nuestro país.
3-Caza al aguardo o espera.
Se aconseja la práctica de esta modalidad de caza en aquellas fechas en las
que la caza al rececho se convierte en improductiva. Esta modalidad consiste
en esperar al animal en un puesto suficientemente oculto a sus sentidos, para
proceder a abatirle por sorpresa cuando se muestre. La caza suele iniciarse
en llegado el crepúsculo ya que es ese el momento en el que los animales se
exponen para conseguir comida.
El cazador debe de procurar pasar lo más desapercibido posible mientras esté
en su puesto, y por tanto, deberá cuidar ese aspecto a la hora de elegir el
lugar de aguardo, su posición en el mismo y su vestimenta. En el
posicionamiento del puesto se suelen utilizar accidentes naturales que
permitan un buen campo de visión, bien protegidos del viento, y, si es
posible, suficientemente ocultos como para poder emplazar una pequeña silla y
hacer así la espera más fácil de llevar.
Las razas de perros para la caza de jabalí.
Los perros utilizados ara este tipo de de caza pueden ser de muchas razas,
pero las mas utilizadas suelen ser: podencos, beagle, grifones, sabuesos,
perros de agarre pit-buls, presa canarios y dependiendo del terreno y según
legislación de cada comunidad. Un perro muy utilizado pera este tipo de caza
de pequeño tamaño pero de gran cualidades es el teckel, un perro que por su
tamaño no se arruga en ocasiones al enfrentar-se al jabalí, y muy apto para
la espera y el rastro de sangre.
FICHA DE CAZA
Cómo cazar: En batida, gancho, montería, espera nocturna, rececho
nocturno, al agarre con perros. Antiguamente, en ronda nocturna.
Cuándo cazar: Fundamentalmente durante la temporada de caza general,
que varía según las comunidades autónomas. La apertura de la temporada oscila
entre el I de septiembre y mediados de octubre, y el cierre se produce a
finales de febrero.
Dónde cazar: Hasta hace poco tiempo, el jabalí habitaba solamente las
grandes cordilleras españolas. Sin embargo, desde hace unas tres décadas, el
jabalí se halla en franca expansión hasta el punto de que actualmente ocupa
todo el territorio nacional. Cualquier superficie boscosa con una mínima
extensión continua es muy probable que albergue jabalíes.
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