LOBO - CANIS LUPUS

La caza del Lobo a sido durante siglos una cuestión de supervivencia para el hombre: El ganadero debía velar por su ganado y cualquier método empleado para eliminar a su eterna pesadilla estaba bien visto. Aun quedan vestigios de los chorcos, enormes empalizadas en forma de embudo que acababan en un pozo donde los lobos eran apedreados hasta morir. Hoy en día solo está permitida su caza en batida con permisos especiales en aquellas zonas en las que su población es abundante y pone en serio peligro la ganadería.
Tan odiado por unos como venerado por otros, el lobo es una especie que no pasa desapercibida en nuestro País. Su existencia ha estado siempre ligada a la del hombre y por ello los conflictos entre ambos se han sucedido a lo largo de la historia. El único superdepredador de nuestra península se recupera hoy en día a buen ritmo de una época en la que estuvo al borde de la extinción. El cazador, una vez mas, debe asumir su papel de conservacionista y velar por la continuidad de este animal que levanta pasiones. 

Últimamente, y tras el gran declive sufrido durante el último siglo, el lobo se ha refugiado en zonas montañosas del noroeste peninsular. Galicia es la región que más lobos alberga actualmente, seguida de las provincias de León, Zamora y Palencia. Zonas más esteparias, como Burgos, Valladolid o Soria, cuentan también con poblaciones estables, un síntoma más que esperanzador de cara a la expansión de la especie.

El celo se produce en durante los meses de Diciembre, Enero y Febrero. El periodo de gestación ronda los dos meses y el parto, tiene lugar en cobijos naturales de difícil acceso. Las crías dependen completamente de su madre durante los primeros días de existencia y a partir de los dos meses ya abandonan la madriguera, para unirse al grupo familiar.

La caza indiscriminada y en ocasiones poco ética, unida a la fragmentación de nuestros hábitats por carreteras y la deforestación, han puesto al lobo al borde de la extinción. Una gestión cinegética calculada al milímetro y una política de indemnizaciones por parte de la administración para aquellos ganaderos afectados, son las claves para evitar que el lobo vuelva ha estar en peligro.